Comentarios de texto de Pío Baroja el árbol de la ciencia

Estudio de el árbol de la ciencia de Pío Baroja, 1911.

1. Ideología y pesimismo existencial

Su concepción de la vida es inseparable de su temperamento: sus ideas sobre el hombre y el mundo se describen a la perfección en la línea del pesimismo existencial.
Era escéptico en cuanto a religión (recuérdese su “dogmatofagia”). Tampoco deja de serlo en política e incluso cree que la verdad científica, matemática, está en entredicho. Para él el mundo carece de sentido. La vida resulta absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre. De ahí su hastío vital y el de sus personajes, entre ellos, A. Hurtado. La raíz de esta concepción está en Schopenhauer, el filósofo más admirado por él. Para S. La vida es como “una cosa oscura y ciega, potente y vigorosa, sin justicia, sin fin; una fuerza movida por una corriente x (de voluntad). Al principio fue anarquista y rebelde, aunque luego reconociera que “un anarquista teórico es un iluso, un fermente del optimismo, y yo no tengo nada de iluso ni de optimista”. Abominó del comunismo y socialismo; pero también de la democracia, que le parecía “el absolutismo del número”. Ideas contradictorias de un “liberal radical”, un espíritu inconformista. Incluso su misma concepción estética sobre la novela refleja ese ideal liberal; para él la novela es “un género multiforme proteico” , lo abarca todo: el libro filosófico, el psicológico, la aventura, la utopía y lo épico… Se despreocupaba por la composición de sus obras. Llegó a creer incluso que la novela podía carecer de argumentos, lo que le importa son los episodios, anécdotas, digresiones, buscando siempre la invención, imaginación y observación. No trata de probar ninguna tesis.

2. Su estilo

Hay cierta polémica en torno a considerar o no su estilo, tal vez debido a ciertas incorrecciones gramaticales debido a
su origen vasco, como “bueno”. Su estilo es coherente con su ideal de espontaneidad narrativa, como pues, lleva al extremo la tendencia antirretórica de los noventayochistas. El resultado es una prosa rápida, nerviosa, vivísima. En el se da tanto un tono “agrio” por su carácter de amargado como en momentos aparece una puespderosa ternura.

Refiere la frase corta y párrafo breve consiguiendo así que el retrato sea ameno y en las descripciones era impresionista, no nos pinta la realidad como es sino el impacto que ella deja en el . La naturalidad barojiana alcanza su mejor expresión en la autenticidad conversacional de sus diálogos.

3. El Árbol de la Ciencia

3.1 Introducción Es muy autobiográfica. En sus memoria, 30 años después, nos cuenta que estudio en Madrid, su estancia en Valencia a la muerte de su hermano Darío. Pero, además, la obra es todo una radiografía de sensibilidad y conflictos espirituales que se hayan en la médula de la época 3.2 La trama central: historia de una desorientación existencial
La obra desarrolla la vida de Andrés Hurtado, personaje perdido en un mundo absurdo y en medio de circunstancias adversas que sólo le producirá un desengaño. Su ambiente familiar hace de él un muchacho reconcentrado y triste, se siente solo, abandonado, con un vacío en el alma. A la vez siente una sed de conocimiento, espoleado por una necesidad de hallar una orientación, algo que dé sentido a su vida. Pero sus estudios que no colman tal ansia : La universidad y ciencia Española presenta un estado lamentable.. En cambio, su contacto con los enfermos de los hospitales, y su descubrimiento de miserias y crueldades le deparan un nuevo motivo de depresión. Al margen de los estudios, Andrés descubre nuevas lacras; las que rodean a Lulú, la que será su esposa. Y, en fin, la larga enfermedad de su hermanito Luis vendrá a sumarse a todo como un hecho decisivo que lo lleva a un escepticismo ante la ciencia y a las más negras ideas sobre la vida. Las estampas posteriores de su vida son callejones sin salida. Alcolea del campo muestra un ambiente deforme y su primera experiencia médica le supone una nueva descripción.
Al final se casa con Lulú pero su paz interior y feliz matrimonio será breve. Pronto le atenazará una angustia premonitoria de la muerte de su hijo y su mujer, que lo conducirá al suicidio.

3.2 Estructura:

Andrés Hurtado da unidad al relato. Por su trayectoria va hilvando multitud de elementos (tipos, anécdotas, cuadros de ambiente, disquisiciones…) con esta libertad tan carácterística de la novela barojiana. Se compone de siete partes que suman 55 capítulos de extensión, generalmente breve y aparentemente desigual pero su estructura interna le da cohesión y equilibro estructural. Esquemáticamente quedaría así: Estructura, pues, armónica y paralelismo de los contenidos. A pesar de ello, el relato no se encorseta, pues, el hilo narrativo fluye con gran libertad y entrelazándose con multitud de anécdotas laterales y elementos heterogéneos aparentemente.

3.3. Personajes y arte de caracterización


Se puede hablar de dos protagonistas: Andrés Hurtado y Lulú.
Ella es uno de esos espléndidos tipos de mujer muy barojianas. Es una mujer graciosa y amarga, lúcida y mordaz pero muy sensible y humana, muestra siempre una singular ternura por los seres desvalidos y valora la sinceridad y lealtad.
Entorno a los dos pululan muchos personajes secundarios: el padre de Andrés, despótico y arbitrario.
Aracil, cínico y vividor sin escrúpulos; el tierno Luisito; Iturrioz, el filósofo. Amplísima galería de personajes rápidamente esbozados: profesores, estudiantes, enfermos y personal hospitalario, amigos y vecinos del pueblo; bien podría hablarse de personajes colectivos que vienen a ser piezas de un ambiente “figurante” de un denso telón que sirven para crear una atmósfera insustituibles.
Para los personajes principales, Baroja usa una técnica de caracterización paulatina; se van definiendo poco a poco por sus actos y reflexiones, por contraste con otros al hilo de los diálogos. Además evolucionan pues adquieren progresivamente espesor humano.
En los secundarios, la figura se nos da hecha de una vez. Se trata de bocetos vigorosos, trazos rápidos y a veces con una pincelada satírica, otras con mirada de ternura.

3.4. Retrato de la realidad española


Los personajes y ambientes constituyen un mosaico de la vida española de la época. Una España en descomposición en medio de la apatía de una mayoría.
Pobreza cultural en el ambiente universitario.
Vida miserable en una sociedad que muestra locuras y desigualdades. En el marco rural hay una sociedad móvil presidida por lo insolidario y la pasividad ante las injusticias.
Caciquismo que con lleva a la ineptitud o rapacidad política. En la ciudad, Madrid, hay ambiente de miseria y al lado una preocupación de los pudientes, los “señoritos juerguistas”. Andrés hurtado, ante este desastroso panorama, siente impotencia.

3.5. El sentido existencial de la novela


Está el pesimismo explica que nos hallemos ante una novela filosófica. Los conflictos existentes son el centro de la obra. En lo religioso Andrés Hurtado se despega temporáneamente de las prácticas o con qué desprecio habla a un católico como Lamela. Los postulados de la religión son indemostrables. La ciencia no le proporciona respuestas sobre el sentido de la vida, al contrario, la inteligencia no agudiza el dolor de vivir.
En definitiva, la vida queda sin explicación, absurda: es una anomalía de la naturaleza. Las lecturas filosóficas, sobre todo de Schopenhauer, de confirmar esta certeza. De él procede algunas definiciones de la vida, así esta es una corriente tumultuosas e inconsciente, donde todos los autores representan una comedia que no comprendían y los hombres llegados a un estado de intelectualidad, contemplaban la escena con una mirada comprensiva y piadosa. La vida en general y sobre todo la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable.
Con ello se confirma la idea de la lucha por la vida Darwin, tan barojiana: “La vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando unos a otros”
¿Hay solución? Según Iturrioz “ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente ante todo, o la acción limitándose a un círculo pequeño. A.H. Intentará la primera vía (la ataraxia), siguiendo el consejo de Schopenhauer de “matar la voluntad de vivir”.

Refiere la frase corta y párrafo breve consiguiendo así que el retrato sea ameno y en las descripciones era impresionista, no nos pinta la realidad como es sino el impacto que ella deja en el . La naturalidad barojiana alcanza su mejor expresión en la autenticidad conversacional de sus diálogos.

3. El Árbol de la Ciencia

3.1 Introducción Es muy autobiográfica. En sus memoria, 30 años después, nos cuenta que estudio en Madrid, su estancia en Valencia a la muerte de su hermano Darío. Pero, además, la obra es todo una radiografía de sensibilidad y conflictos espirituales que se hayan en la médula de la época 3.2 La trama central: historia de una desorientación existencial
La obra desarrolla la vida de Andrés Hurtado, personaje perdido en un mundo absurdo y en medio de circunstancias adversas que sólo le producirá un desengaño. Su ambiente familiar hace de él un muchacho reconcentrado y triste, se siente solo, abandonado, con un vacío en el alma. A la vez siente una sed de conocimiento, espoleado por una necesidad de hallar una orientación, algo que dé sentido a su vida. Pero sus estudios que no colman tal ansia : La universidad y ciencia Española presenta un estado lamentable.. En cambio, su contacto con los enfermos de los hospitales, y su descubrimiento de miserias y crueldades le deparan un nuevo motivo de depresión. Al margen de los estudios, Andrés descubre nuevas lacras; las que rodean a Lulú, la que será su esposa. Y, en fin, la larga enfermedad de su hermanito Luis vendrá a sumarse a todo como un hecho decisivo que lo lleva a un escepticismo ante la ciencia y a las más negras ideas sobre la vida. Las estampas posteriores de su vida son callejones sin salida. Alcolea del campo muestra un ambiente deforme y su primera experiencia médica le supone una nueva descripción. Al final se casa con Lulú pero su paz interior y feliz matrimonio será breve. Pronto le atenazará una angustia premonitoria de la muerte de su hijo y su mujer, que lo conducirá al suicidio.

3.2 Estructura:

Andrés Hurtado da unidad al relato. Por su trayectoria va hilvando multitud de elementos (tipos, anécdotas, cuadros de ambiente, disquisiciones…) con esta libertad tan carácterística de la novela barojiana. Se compone de siete partes que suman 55 cap de extensión,

 generalmente breve y aparentemente desigual pero su estructura interna le da cohesión y equilibro estructural. Esquemáticamente quedaría así: Estructura, pues, armónica y paralelismo de los contenidos. A pesar de ello, el relato no se encorseta, pues, el hilo narrativo fluye con gran libertad y entrelazándose con multitud de anécdotas laterales y elementos heterogéneos aparentemente.

3.3. Personajes y arte de caracterización


Se puede hablar de dos protagonistas: Andrés Hurtado y Lulú.
Ella es uno de esos espléndidos tipos de mujer muy barojianas. Es una mujer graciosa y amarga, lúcida y mordaz pero muy sensible y humana, muestra siempre una singular ternura por los seres desvalidos y valora la sinceridad y lealtad.
Entorno a los dos pululan muchos personajes secundarios: el padre de Andrés, despótico y arbitrario.
Aracil, cínico y vividor sin escrúpulos; el tierno Luisito; Iturrioz, el filósofo. Amplísima galería de personajes rápidamente esbozados: profesores, estudiantes, enfermos y personal hospitalario, amigos y vecinos del pueblo; bien podría hablarse de personajes colectivos que vienen a ser piezas de un ambiente “figurante” de un denso telón que sirven para crear una atmósfera insustituibles.
Para los personajes principales, Baroja usa una técnica de caracterización paulatina; se van definiendo poco a poco por sus actos y reflexiones, por contraste con otros al hilo de los diálogos. Además evolucionan pues adquieren progresivamente espesor humano.
En los secundarios, la figura se nos da hecha de una vez. Se trata de bocetos vigorosos, trazos rápidos y a veces con una pincelada satírica, otras con mirada de ternura.

3.4. Retrato de la realidad española


Los personajes y ambientes constituyen un mosaico de la vida española de la época. Una España en descomposición en medio de la apatía de una mayoría.
Pobreza cultural en el ambiente universitario.
Vida miserable en una sociedad que muestra locuras y desigualdades. En el marco rural hay una sociedad móvil presidida por lo insolidario y la pasividad ante las injusticias.
Caciquismo que con lleva a la ineptitud o rapacidad política. En la ciudad, Madrid, hay ambiente de miseria y al lado una preocupación de los pudientes, los “señoritos juerguistas”. Andrés hurtado, ante este desastroso panorama, siente impotencia.

3.5. El sentido existencial de la novela


Está el pesimismo explica que nos hallemos ante una novela filosófica. Los conflictos existentes son el centro de la obra. En lo religioso Andrés Hurtado se despega temporáneamente de las prácticas o con qué desprecio habla a un católico como Lamela. Los postulados de la religión son indemostrables. La ciencia no le proporciona respuestas sobre el sentido de la vida, al contrario, la inteligencia no agudiza el dolor de vivir.
En definitiva, la vida queda sin explicación, absurda: es una anomalía de la naturaleza. Las lecturas filosóficas, sobre todo de Schopenhauer, de confirmar esta certeza. De él procede algunas definiciones de la vida, así esta es una corriente tumultuosas e inconsciente, donde todos los autores representan una comedia que no comprendían y los hombres llegados a un estado de intelectualidad, contemplaban la escena con una mirada comprensiva y piadosa. La vida en general y sobre todo la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable.
Con ello se confirma la idea de la lucha por la vida Darwin, tan barojiana: “La vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando unos a otros”
¿Hay solución? Según Iturrioz “ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente ante todo, o la acción limitándose a un círculo pequeño. A.H. Intentará la primera vía (la ataraxia), siguiendo el consejo de Schopenhauer de “matar la voluntad de vivir”.