Paleontología:
disciplina científica que estudia los restos fósiles de los seres vivos que vivieron en épocas Pasadas. En la antigüedad, para explicar los restos fósiles de animales y plantas ya desaparecidos, se recurríó a la Teoría Diluviana, según la cual tales restos correspondían a seres vivos desaparecidos a consecuencia del Diluvio Universal, con el que, según el libro del Génesis, Dios había castigado a los hombres por sus pecados.. Esta teoría Fue posteriormente sustituida por la Teoría de las Catástrofes, según la cual se habrían producido a lo largo del Tiempo numerosas catástrofes naturales desde la creación del mundo, las cuales habrían provocado la Desaparición de especies antiguas y la aparición de otras nuevas cada vez más perfectas. La Paleontología, Impulsada por Cuvier, ofrecíó por fin una explicación plausible y coherente: los restos fósiles pertenecen a las Especies desaparecidas como consecuencia de su transformación evolutiva.
Principio de placer:
designa la tendencia a buscar el placer y evitar el dolor (o displacer). Es el principio que, Según la doctrina psicoanalítica, rige las pulsiones eróticas: Freud suele explicar tales pulsiones como la tendencia Del organismo a liberarse de las tensiones, las cuales serían resultado de la excitación de los órganos, siendo tal Liberación vivida como placer (el placer se ha de entender, pues, como la disminución de la excitación, es decir, Reducir las tensiones, conseguir una descarga de las pulsiones). En el individuo tiene lugar un conflicto entre el principio de placer (el principio rector del Ello) y el principio de realidad (que es el que dirige a nuestro yo Consciente).Principio de realidad:
designa la tendencia que lleva al individuo a posponer la obtención de placer, ante la Posibilidad de que ello pueda suponer un mal futuro o un mal mayor a la larga. Se trata, pues, de comprometerse Con la realidad y de ahí su nombre. De esta manera, la búsqueda del placer no se hace por el camino más corto, Sino mediante rodeos y aplazamientos en función de las condiciones exteriores: las satisfacciones pueden diferirse (por ejemplo, en lugar de “comer ahora y lo que me gusta”, “comer en su momento y lo que me conviene, o lo que Tengo en casa”). No obstante, la imaginación permanece siempre subordinada al principio de placer, de tal Manera que las pulsiones, sobre todo las sexuales, se rebelan y escapan en gran medida. Es en los sueños donde, Según la interpretación freudiana, se “realiza” todo aquello que no permite el principio de realidad. En definitiva, Para Freud, el principio de realidad es el fundamento de la cultura y del orden social, de la educación, de la moral, Del arte, etc.Pulsiones:
en la terminología freudiana, son los impulsos provocados por alguna excitación del organismo y Que llevan a la descarga de esa excitación. Según Freud, las pulsiones básicas son dos: el Eros o pulsión sexual, Gobernada por el principio de placer, y el Thanatos o pulsión de muerte: las pulsiones eróticas están constituidas Por aquellas fuerzas instintivas cuyo objeto es la consecución del placer (se identifican con los impulsos sexuales); En tanto que las pulsiones tanáticas son consecuencia de la suposición de Freud según la cual hay una tendencia a Aniquilar la vida y a regresar al estado inorgánico (se identifican con los impulsos agresivos y de autodestrucción). La existencia de esta pulsión de muerte explicaría la violencia humana y sus tendencias destructivas (guerras, Asesinatos, suicidios, etc.).Reminiscencia:
teoría defendida por Platón según la cual el alma es eterna y de la misma Naturaleza que las Ideas, por lo que, antes de encarnarse en un cuerpo ya habitaba en el Mundo Inteligible, dedicada a la contemplación de las Ideas y al conocimiento del auténtico Ser de las cosas. Al caer al Mundo Sensible, el alma olvida tales conocimientos, el cual vuelve a Ser estimulado con la contemplación de las cosas particulares de este mundo y con la Educación adecuada, teniendo esto por consecuencia el recuerdo (reminiscencia)De ese Conocimiento original. En última instancia, pues, para Platón, conocer no es más que recordar.