CRÍTICA AL CONOCIMIENTO, EL LENGUAJE Y LA CONCEPCIÓN DE LA VERDAD En el conocimiento racional, gracias a la capacidad abstractiva del intelecto, se pasa de la sensación a la imagen mediante metáforas intuitivas con las cuales se generalizan las impresiones, y se pasa de la imagen al concepto mediante la fijación por costumbre de una metáfora o un concepto de ellas: Los conocimientos filosóficos, científicos y morales se expresan mediante el lenguaje.
Según Nietzsche, el lenguaje no es una representación adecuada de la realidad ya que no expresa fielmente las intuiciones. La única manera de conocer realmente la realidad es mediante la intuición, el conocimiento directo, inmediato e individual Con el lenguaje codificamos el pensamiento individual y vivo, convirtiéndolo en palabra, y lo exteriorizamos para comunicarlo. Pero entonces pierde su carácter único, individual y original al que debe su génesis, pues al pretender que sirva para expresar y significar una pluralidad de objetos o realidades individuales, que nunca son idénticas, se generaliza y se hace común con el uso de la gramática, para poder ser captado por sujetos receptores. Este proceso de codificación, descodificación y construcción conforme a reglas gramaticales es considerado por Nietzsche como manipulador: La pretendida verdad no existe como tal, ni se da en el seno del lenguaje, sino que es una multitud en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, esto es, un conjunto de relaciones humanas adornadas con poesía o retórica, un conjunto de generalizaciones que el uso ha venido imponiendo y cuya naturaleza hemos olvidado. Tras largo uso, el pueblo las asume considerándolas firmes y vinculantes, olvidando que las verdades son ficciones o meras ilusiones socialmente compartidas, de las cuales nos valemos para captar o aprehender los objetos. Pero los objetos no se agotan en estas metáforas reutilizadas que han perdido su fuerza sensible, como monedas que han perdido su imagen y son solo ya metal.La categoría “ser verdadero” no es, por tanto, una propiedad de la realidad, sino una mera valoración subjetiva, una creencia a la que los seres humanos nos aferramos para sobrevivir: Gracias a estas abstracciones y metáforas, el ser humano puede hacerle frente al devenir, creando un mundo nuevo totalmente contrapuesto al mundo original de las primitivas intuiciones. Las palabras, en cuanto nombres de conceptos, eliminan el devenir de la realidad presentando los contenidos de los conceptos como la auténtica realidad. Por tanto, el lenguaje distorsiona la realidad auténtica, rechazando la información que nos proporcionan los sentidos: El concepto de verdad es una mera invención de los filósofos para fijar o sujetar mediante conceptos el incesante fluir del mundo objetivo, considerado por ellos como la fuente de los errores. Pero lo verdadero, para Nietzsche, es precisamente este fluir y devenir constante de la naturaleza, y los sentidos no nos engañan, como han pretendido los filósofos racionalistas, sino que nos muestran directamente este devenir. Como la razón no puede operar con este cambio incesante, se inventaron los conceptos e ideas, fundamentados en la necesidad que tiene el ser humano de sobrevivir con calma y seguridad en un mundo donde todo es devenir: “La verdad es esa clase de error sin la cual un determinado tipo de seres vivos no podría vivir”
CRITICA A LA CIENCIA POSITIVISTA Y MECANICISTA Nietzsche desprecia la metodología científica basada en el número y la cantidad, pues considera que tal matematización no nos ayuda a conocer las cosas, sino solo a establecer relaciones cuantitativas, que anulan las diferencias cualitativas que realmente existen entre ellas, y según este autor no se pueden reducir todas las cualidades a cantidades. Este tipo de método lo relaciona con la Metafísica, y se inspira en la Lógica, que trata de reducir las diferencias y considera el devenir como mera apariencia. La Ciencia no es, por tanto, la interpretación verdadera de la realidad, sino que nace del sentimiento de repugnancia que la mente humana tiene hacia la confusión y el caos del mundo externo e interno. Las teorías científicas son ficciones, esquemas impuestos a los fenómenos por los científicos con el fin de abarcarlos, clasificarlos, controlarlos:
La Ciencia positivista y mecanicista, que solo conoce la cantidad y el número y nada sabe de pasión, amor, fuerza, placer, etc., es una interpretación parcial de la naturaleza, condicionada por los intereses o necesidades de ciertos individuos, que imponen su moralidad a la sociedad considerando como bueno lo que es útil para ellos, y concretamente para los intereses del Estado, al que considera un “monstruo frío” que tiene en la Ciencia su fiel servidor. Aunque siempre trate de presentarse como algo objetivo y neutro, la verdad científica, así como la filosófica, es un mundo ideal y convencional creado por los hombres voluntariamente y por conveniencia, que tan solo expresa su voluntad de poder, tanto para someter a la naturaleza en su eterno devenir, como para someter al resto de los hombres a un saber oficial que reproduzca las normas y valores de los que dominan en esa época. Pero la Ciencia no puede emitir juicios de valor sobre la vida y, por tanto, no puede establecer leyes morales. El objetivo del conocimiento no es, por tanto, el saber, la verdad en sí, sino controlar. El propósito de la Ciencia es dominar, pues conocer es dominar y la voluntad de saber es expresión o manifestación de la voluntad de poder, de la cual depende. Así pues, la Ciencia puede definirse como “la transformación de la naturaleza con el propósito de gobernarla”.