el texto mezcla lo poético lo coloqial y familiar, el léxico canario y algunos vulgarismo. La prosa de García Márquez es sencilla, directa, aunque cargada de simbolismo. Mezcla el estilo periodístico y real con el estilo mítico heredado del Realismo mágico. Se observa el uso de un registro coloquial: “muerta de risa”, “escribiendo sin cuartel”, que contrasta con el nivel literario de otras expresiones: “Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubríó entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas”, antítesis con la que se destacan los sustantivos“odio y amor”. Se observa detallismo en las descripciones: “Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y en otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores y todas sin abrir”. Además de la antítesis ya citada, se pueden señalar otros recursos literarios: metáforas:“más encendía las brasas de su fiebre”; “En prueba de mi amor te envío mis lágrimas”, de gran fuerza expresiva.Enumeraciones: “Se volvíó lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío”… “Al principio fueron esquelas de compromiso, después fueron papelitos de amante furtiva, billetes perfumados de novia fugaz, memoriales de negocios, documentos de amor, y por último fueron cartas indignas de una esposa abandonada que se inventaba enfermedades crueles para obligarlo a volver”, recurso propio de la descripción. También se puede señalar polisíndeton: “y volvíó a ser virgen solo para él, y no reconocíó otra autoridad que la suya”, que produce lentitud;hipérbole que se produce al convertirse Ángela en escritora fiel durante diecisiete años: “una carta semanal durante media vida” o su consecuente “locura” entre risas y lágrimas y, finalmente, se observa una personificación: “carta febril´´.
Se observa algún campo semántico de sentimientos: “odio”, “amor”, “rencor”, todos referidos a Ángela Vicario.
Existen sustantivos concretos: “tripas”, “amigas”, “máquina”, “lágrimas” “cuerpo”…, por el carácter realista del relato. Sustantivos abstractos: “destino”, “odio”, “amor”, “rencor”, “servidumbre”.., ya que se alude a los sentimientos. Con relación a los adjetivos , se pueden destacar: “rencor feliz”, “casada devuelta”, “carta semanal”, “amante furtiva” , especificativos, que seleccionan y restringen el significado del sustantivo al cual acompañan.
Predominan las formas verbales en pretérito perfecto simple: “descubríó”,“dijo”, “reconocíó” , “Escribíó”, “fueron”, “cambiaron”, “consiguió”, “habló”…, acción teminada, ya que los hechos se narran muchos años después. También se usa el pretérito imperfecto: “Estaba”, “empezaba a caer”, “necesitaba”, “tenía”, “llevaba”,acción no terminada, usado para describir.
En cuanto a las oraciones, aparecen simples como la que inicia el segundo párrafo: “Escribíó una carta semanal durante media vida”, pero hay un predominio de las compuestas; “Una madrugada de vientos, por el año décimo, la despertó la certidumbre de que él estaba desnudo en su cama”, subordinada sustantiva de complemento del nombre; “Seis veces cambiaron la empleada del correo, y seis veces consiguió su complicidad”,coordinada copulativa. La variedad de oraciones aporta cohesión al texto.
La modalidad oracional usada en el texto es la enunciativa. También se observa la modalidad exclamativa en una oración, “¡Pero era él, carajo, era él!”, usada por Ángela Vicario para expresar la emoción que sintió al ver regresar a Bayardo san ROMán, enfatizada con el término vulgar “carajo”, que aparece también en otras obras de García Márquez como en el magnífico final de El amor en los tiempos del cólera.Igualmente destaca la presencia reiterada de determinados recursos estilísticos: lashipérboles (como las que se emplean para ponderar el mar de estrellas sobre la arena o para maldecir al benjamín de la familia, llamándolo “condenado”, o para remarcar la avanzada edad de la abuela “a medio morir”, “apenas hilvanada ya a este mundo”, o para enfatizar la frescura del pescado que, aun cocinado, se mueve en torno a las papas). En ocasiones la ironía y el
humor le roban terreno y protagonismo a la hipérbole, como cuando el narrador afirma que Juan el pescador “suele llamar a la O.N.U. A su chabola”, o cuando se relatan las variantes del nombre de la abuela para certificar su decadencia empleando una derivación en escala
descendente (“Juanona”, “Juana”, “Juanita”, “Juanitita”). Asimismo hay símiles que contribuyen al tono humorístico y realista, como el que compara el diminutivo de la abuela con el futuro, para ella casi inexistente, pequeñito, o el del extranjero con un ánima, por su presencia
casi imperceptible. Por otro lado, vemos paralelismos cuando, por ejemplo, la madre enumera las instrucciones a los hijos: “Que Pepa…”, “Que Justo…”, “Que Isabela…”; o cuando se indican los rasgos del volador, que “ni hace chispas ni mete ruido”; o el que cierra el cuento:
“Cañazo al niño, soplo al carburo”. Son también llamativos otros recursos, como la metonimia al citar sólo la clase de tabaco que fuma Juan (“virginio” es un tipo de hoja que proviene de Virginia, USA), o algunos sesgos vulgares como ese “cuálo” que dice María, o alguna que otra elipsis en las descripciones.
Lezcano intenta dejar constancia de ciertas situaciones dramáticas que definen la situación
socioeconómica de muchos canarios atrapados en el círculo vicioso de la pobreza. Plasma las
desigualdades para sonrojarnos y exigirnos respuestas, así como para sacudir nuestras conciencias acomodadas e invitarnos a no ser indiferentes ante las injusticias. La desidia frentea situaciones de marginalidad es una actitud, cuando menos, improcedente. Hasta el final de sus días Lezcano mantuvo la actitud combativa de juventud en un tiempo de dictadura, y para ello incluso en sus textos literarios intenta sacudir al lector. Este cuento es prueba clara de ese ¿Cuántos espacios así, como el que se describe en “La chabola”, hay en nuestro entorno más inmediato? Más allá de querer retratar la precariedad de una infravivienda, en este caso importa dejar constancia del tipo de vida asociada a ella,de la razón de la existencia de la misma, de las circunstancias de las personas que la habitan y de la carencia de oportunidades. Recordemos que se trata de una obra escrita poco después del que fuera su libro más contundente, Consejo de paz, en cuyos poemas la producción creadora de Lezcano se llena de contenidos ideológicos progresistas, de izquierdas. Este relato descriptivo y costumbrista inciden el deseo de cambio de un hombre comprometido con su tiempo. Al hablar de la pobreza, tema que sólo puede desarrollarse desde un planteamiento crítico, incita a los lectores a replantearse el contexto social en el que viven.