Intragrupos y extragrupos

TEMA 4. SOCIOLOGÍA DE LA INTERACCIÓN EN EL AULA. EL TEOREMA DE THOMAS

MUNDO FÍSICO Y MUNDO HUMANO: LAS DEFINICIONES DE LA SITUACIÓN


La acción humana se halla hasta cierto punto regulada por la sociedad, por cada una de las sociedades, por cada estrato y aun cada situación de la misma. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (Ortega). Desde el nacimiento hay unas expectativas que delimitan o definen el campo de acción de los individuos. Aunque los hombres, a diferencia de los animales, no actúan de modo forzoso y unívoco, se encuentran sometidos a normas, a vigencias, a usos sociales e históricos. Desde el punto de vista de la psicología social, la naturaleza humana es algo social y siempre presupone que el individuo se ha configurado en la sociedad y en el nivel social de que se trate: significa también que se contempla en los demás, que los otros le devuelven su propia imagen, embellecida o empeorada, desfigurada según los ojos ajenos. Desde el punto de vista psicoanalítico, se ha constatado también la dificultad que tienen algunos niños para desarrollarse en medio de un ambiente hostil, entre personas que los subestiman. Por ejemplo, los niños Dakota, están dotados de una inteligencia levemente superior a la de los niños blancos, se comportan con normalidad cuando son pequeños, pero después se retraen porque advierten quiénes son y que los blancos deben ganar. Nada de esto puede advertirse en los mecanismos de la vida animal, ya que el animal responde automáticamente a ciertos estímulos y puede incluso ser confundido. La sociedad ha llegado a sus propias definiciones. Hay muchas regulaciones que determinan lo que está bien de lo que está mal; la situación se define, y la definición hace esperar comportamientos determinados. El actor social se halla en alguna medida obligado a adaptarse a su papel. Para el caso de las sociedades primitivas, contamos con los testimonios de los antropólogos. Margaret Mead, nos ha dejado informes que confirman la fuerza que poseen las definiciones establecidas: entre los mundugumor, los niños nacidos con el cordón umbilical enrollado al cuello son considerados como artistas innatos porque únicamente los nacidos así, son capaces de realizar buenos dibujos; el hombre nacido sin que el cordón le estrangulase, debe trabajar en labores humildes, incapaz de producir virtuosismos. No se trata meramente de definir, de suponer atribuciones misteriosas o arbitrarias. Establecida la asociación por la comunidad, se ponen los medios para que la arbitrariedad se consolide (mutatis mutandis). Hasta no hace mucho tiempo, en Europa se pensaba


que las mujeres no debían desarrollar sus talentos; las niñas no tenían que estudiar más allá de lo imprescindible (tocar el piano y leer un poco de francés). Sartre en palabras autobiográficas, lo expresa hablando de su madre con despego. Pero lo que cuenta de su madre siguió sucedíéndole a muchas mujeres europeas hasta bien entrado el Siglo XX (en España después). Por eso, en las universidades para mayores de hoy, la mayoría son mujeres.

EL TEOREMA DE THOMAS (1928)

Pero la mejor formulación del problema le corresponde a Thomas, cuyo teorema se ha hecho célebre: si los hombres definen las situaciones como reales, son reales en su consecuencia. La idea de que hay en toda situación oficial un componente subjetivo, era antiguo. ¿Qué quiere decir el teorema de Thomas? Ejemplo: cuando varios amigos quedan citados a una hora determinada, sucede con frecuencia (si se trata de españoles) que cada uno de ellos piensa que los demás llegarán con retraso; lo piensan todos, acuden con retraso y todos aciertan. En el ejemplo mencionado, se advierte que definir no es una operación inocente, sino que la definición comporta una conducta nueva que termina por confirmarla. Lo que los actores sociales creen, hace modificar sus conductas. Ejemplar histórico: en 1565, los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén fueron asediados por una gigantesca flota musulmana. Fue uno de los grandes sitios de la historia; durante seis meses los turcos minaron las murallas, entraron por las brechas hordas de creyentes sin miedo a la muerte; durante seis meses, los defensores, muy inferiores en número, se defendieron bajo las órdenes de Jean de la Valette. El resultado parecía depender de la llegada de los españoles; se acerba el fin del largo verano y los españoles no acababan de llegar por lo que el desenlace parecía inevitable. No llegaron los españoles hasta que todo había terminado y, con todo, fueron ellos los que salvaron a Malta. Porque cierto día, cuando los heridos y abatidos caballeros se hallaban casi al extremo de sus fuerzas, los turcos oyeron que los refuerzos españoles estaban en camino, interrumpieron el ataque por el terror, corrieron a sus naves y desaparecieron. El rumor de que los españoles venían, fue suficiente para que los turcos huyeran. Lo de menos es la falsedad del mismo: lo que verdaderamente importa es la percepción de la realidad. Según parece, los musulmanes conocían a los españoles y no estaban dispuestos a medir sus fuerzas con ellos. Otra alucinación análoga encontramos en los primeros esclavos negros de América. Al parecer, muchos de ellos, creyendo que los blancos los compraban para cebarlos, asarlos y comérselos, se tiraban al mar o se ahorcaban porque supónían que resucitarían en su África natal. En cierta ocasión, un astuto


inglés, simuló q se ahorcaría cn ellos; eligió 1 rama y les amenazó diciendo q los obligaría a trabajar día y noche en África y q no descansarían ni sábados ni domingos. Y los negros, creyendo q el blanco se ahorcaba dejaron d suicidarse.Hugh Thomas ha contado cosas parecids en su magna obra sobre la trata d esclavos. Cmo se ve, la percepción d la situación, no se qeda en mera percepción. Aislado o en grupo, el individuo actúa según percibe la realidad.

LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDORA DE MERTON (1948) Y EL RETABLO DE LAS MARAVILLAS (Cervantes)

Mientras Philip Gosse publicaba su historia d la piratería, en 1 ciudad norteamericana un rumor era suficiente para hundir un banco. Robert Merton ha plasmado en páginas lo que él llama la profecía autocumplidora (fulfilling prophecy). Ejemplo: el banco de Millingville era solvente, pero se difundíó el rumor de que no lo era; la gente lo creyó e hizo largas colas para llevarse sus fondos: y el banco se hundíó. Fueron muchos los bancos que se hundieron por el rumor de la insolvencia. La profecía que se cumple así misma es una definición falsa de la situación, que suscita una conducta nueva, la cual convierte en verdadero el concepto originariamente falso. Naturalmente, no interesa sólo la caída de tantos bancos, sino realidades sociales más importantes: las relaciones sociales entre blancos y negros, entre protestantes y católicos, entre intragrupos dominantes y definidores y extragrupos dominados y definidos. Los intragrupos dominan y definen, preenjuician y enjuician a los miembros de los extragrupos étnicos y raciales; en España tenemos a los gitanos. Y en España tuvimos durante más de tres siglos el problema de los conversos, un problema planteado y definido por la mayoría cristianovieja. Cervantes escribíó el citado Retablo de las Maravillas; en muchas ocasiones, es el título más adecuado para describir una situación social. En suma, lo definido como real, séalo o no, produce consecuencias reales. En definitiva, las personas que definen están reificando la situación a su sabor y forzando a los otros actores sociales para que se adecuen a lo que se espera de ellos, hablando de los prejuicios, nadie lo ha explicado mejor que Pinillos: el prejuicio constituye un mecanismo de cobertura de los intereses de quien prejuzga, que consiste en proyectar rasgos inmodificables inhumanos. Pero el prejuicio se produce con palabras que pretenden reificar aspectos accidentales del comportamiento. Esta función reificativa presenta que los grupos afectados por ella acaban por interiorizar el prejuicio que pesa sobre ellos y conforman su propia imagen de acuerdo con el espejo lingüístico que se les pone delante. Se consolida el prejuicio y se avanza por una espiral viciosa donde el prejuicio provoca conductas que sirven para afirmarlo.