La lírica amorosa al estilo provenzal

LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA: EL PETRARQUISMO (Bloque I del temario)

LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA: EL PETRARQUISMO (Bloque I del temario)

                Este tema está muy relacionado con el referido a la obra
El Cancionero de Petrarca. De hecho, casi todos los datos son transferibles de uno a otro tema, si bien éste se centra en la corriente literaria, mientras que el otro se focaliza más en la obra concreta del autor.

                Para entender la renovación de la lírica (que es el tema de selectividad) conviene  saber qué había antes, qué se está renovando. En primer lugar tenemos la lírica trovadoresca provenzal, que se dio en Francia entre los siglos XII y XIV. Los poetas que cultivan la lírica provenzal están formados en las escuelas clericales, pero suelen ser seglares. Además es frecuente que la finalidad de estos poemas sea puramente literaria, no narrativa como solía ocurrir antes (no obstante, también aparecen asuntos políticos). No sólo la cultivaron reyes y nobles, sino que los trovadores de origen inferior eran admitidos en círculos superiores en razón de su valía intelectual, rompiendo así por primera vez las sólidas barreras clasistas  imperantes.

El tema principal era el amor cortés, dirigido a una dama inalcanzable con la que se establece una relación similar a la del vasallaje feudal, hasta el punto de llamarla “señor”. Como suele ser una mujer casada se impone la discreción y se oculta su nombre mediante una senhal, un pseudónimo. Tres personajes recurrentes son la dama, el trovador y el marido celoso.

Las dos obras punteras de Petrarca son Los triunfos y el Cancionero, también llamado Rime in vita de Madonna Laura y Rime in norte de Madonna Laura. Ya se han estudiado en un tema específico y solo queda recordar sus carácterísticas: los temas son propios del amor cortés en cuanto a tratarse de un amor inalcanzable; se expresan los sentimientos personales de manera muy emotiva; aparece el neoplatonismo por la idealización tanto de la amada como de la naturaleza; aparecen recursos grecolatinos, como el uso de la mitología; también se utilizan las nuevas formas métricas como el endecasílabo y el heptasílabo, así como las estrofas soneto, estancia, canción, égloga, madrigal y sextina.
Las figuras retóricas son muy abundantes (metáforas, símiles, aliteraciones, etc)

Otros poetas del s.XV

Françoís Villon.-


Quizá sea el único poeta medieval francés (vivíó entre 1431 y  y 1463) que hoy día sigue teniendo un gran número de  lectores. Se ha hablado mucho de la”modernidad” de su obra, lo cual no es cierto. Es un producto típico de su tiempo, con los conocimientos, temas y lecturas de sus contemporáneos. Su mérito estriba en transmitir magistralmente una fuerte personalidad y un profundo lirismo.En esta época compone poemas en los que trata el tópico de la cárcel de amor (aunque la que le asustaba era la de verdad). Más tarde, a su vuelta, fue encarcelado por robo y, en otra riña, hirió a un personaje importante, por lo que fue condenado a la horca.

Más elegante, pero del mismo tema es la “Balada de las damas de antaño”, donde aparece el famosísimo tópico del “Ubí sunt”.

Historia de la Literatura Universal. 550 ss.


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Ausias March.-


Nacíó en Gandía a fin del s.XIV (1397) y vivíó sesenta y dos años. Se conserva una abundante muestra de su obra, y ya fue famoso durante su vida, como se ve en el hecho de que aparezca citado por el Marqués de Santillana.

                Lo más importante de su obra se centra en problemas amorosos o de corte filosófico y religioso, lo que dota a la literatura catalana de una obra cuya temática es mucho más profunda que la precedente. Por esto mismo rehúsa la lengua artificiosa provenzal, que no habla la gente, y compone una obra netamente catalana. Dirige sus poemas amorosos a dos damas, y en ellos notamos cómo lo que pudo ser un galanteo se convierte en un conflicto moral.

                La poesía de Ausias March es profunda y dura, tanto en su sonido como en las imágenes utilizadas. Sus mujeres no son altivas (como las provenzales), ni angelicales (como las influidas por el dolce stil nuovo), sino propiamente mujeres.

De su obra destacamos sus Cantos de amor, a una dama a cuyo fallecimiento dedicó los Cantos de muerte, en los que aparecen reflexiones sobre el más allá. Por último su Canto espiritual es una confesión de fe y arrepentimiento.


Pero su obra más trascendente son los Sonetos fechos al itálico modo, por tratarse de la primera obra castellana que utiliza esta estrofa italiana. También son muy conocidas sus Serranillas.


Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia. Defendíó el infante don Alfonso contra Enrique IV, y a la muerte del infante, a doña Isabel. Por su dedicación a las armas y las letras y por su temprana muerte ha sido comparado con Garcilaso de la Vega. En las crónicas de la época se le alude como el hijo del Maestre don Rodrigo.

Él mismo hace referencia en ocasiones a su carácter callado. Tanto sus toques humorísticos como los más tiernos y delicados son fruto de la reflexión.

                Los rasgos propios del amor cortés aparecen en sus poemas, ya que la exigencia de perfección de este amor es algo que marca la conducta de vida del amante. Por otra parte aparece con frecuencia entre sus motivos poéticos el tema castrense: el amor como asedio; el “robo” de un beso como traición… así como un vocabulario cuajado de términos de gran dureza: fuerza, porfía, rabia, amenaza, contienda…

Las Coplas por la muerte de su padre

                Son cuarenta coplas de pie quebrado, que Manrique organiza con parejas de sextillas compuestas de dos octosílabos y un tetrasílabo, con rima abc, abc.

                El poema se divide en tres partes: las trece primeras coplas hacen una reflexión general sobre la fugacidad de la vida. Aquí no personaliza, sino que hace reflexiones de carácter universal. De la copla XIV a la XXIV se va ilustrando con ejemplos lo que se ha dicho con anterioridad, y en la copla XXV aparece el Maestre don Rodrigo. En la primera mitad de esta tercera parte se alaban sus obras, y más tarde aparee la Muerte, que dialoga con él, lo que nos permite observar la aceptación del Maestre ante su tránsito final. A estas tres partes corresponden las tres “vidas”: la perdurable o eterna, la mortal o perecedera y la de la fama, que vive en el recuerdo de la posteridad.

De entre ellos destaca el que compuso el Arcipreste a la muerte de Trotaconventos. El Marqués de Santillana, para huir de la monotonía del asunto, recarga su composición con cultismos y alegorías, lo que –como ocurre en general en este tipo de poemas- convierte la obra en una poesía moral, donde la figura del difunto se transforma en un ejemplo de virtudes que acaba deshumanizando al personaje.

                El tema fundamental de la obra está plenamente localizado en la tradición: la muerte nos hace reflexionar sobre la fugacidad del tiempo y lo insignificante de los bienes terrenos, motivo que ya aparecía en el “vanidad de vanidades” del Eclesiastés 1,2; en De consolatione philosophiae de Boecio  y en De contemptu mundi de Inocencio III.

                Más cercanos a Manrique había ejemplos en la literatura castellana como los poemas de Berceo, los poemas del Rimado de Palacio del Canciller Pero López de Ayala, en muchos poemas del Cancionero de Baena, el Marqués de Santillana, etc.

El rondeño Abul Beka, autor de unas elegías a la caída del Islam español que, en opinión de Juan Valera, podrían haber servido de modelo a Jorge Manrique para sus Coplas inmortales. Hemos recogido un fragmento que prueba la pericia de Valera para hacer más verosímil su teoría, aunque hay autores que consideran forzado el parecido por la elección de tal estrofa por parte de Valera.                                         

Juan Valera afirma que la semejanza que hay entre muchos rasgos y pensamientos de esta composición y las famosas coplas de Jorge Manrique no puede, en su opinión, considerarse como mera coincidencia. Eso nos lleva a preguntarnos dónde reside su grandeza, que –al decir de Azorín- es más para ser captada por la intuición que para ser desmenuzada con un análisis crítico.

Más allá, elige nombres comunes como las damas, trovadores, galanes…

                Finalmente aparece el Maestre. En este pasaje se rompe por un momento la tónica cercana que presidía el poema, ya que, a pesar de lo humano de su figura, Manrique hijo no resiste la tentación de hacer un erudito listado sobre personajes relevantes. Este detalle ha sido señalado negativamente por casi todos los críticos literarios.

                La Muerte es el otro personaje que entra en escena. De hecho, apenas se había nombrado directamente a lo largo del poema, limitándonos a contemplar sus efectos. Se dirige a él como podría hacerlo un caballero a otro, y no es descrita gráficamente. Sólo escuchamos su diálogo.

                La fama que muestra como perdida cual verdura de las eras había sido obtenida de forma superficial, sin honor. Por eso la misma muerte puede ofrecerle el premio (que en este mundo ganastes/ por las manos).

                Su influjo literario ha sido extenso y constante desde la época del propio Manrique hasta hoy, cuando no sólo están presentes en cualquier antología, sino que han dado lugar a citas de uso común.


                Durante el Renacimiento el petrarquismo influye en Italia en autores como Pietro Bembo (Rimas
) o Jacobo Sannazaro (Arcadia
); en Francia podemos destacar a Ronsard (Los amores, Odas); en Portugal Luis de Camoens, ya citado en el mito de Ulises por Os lusiadas y en España en autores como Juan Boscán, Garcilaso de la Vega, Gutierre de Cetina o Fernando de Herrera. Ya en el s.XVII, Quevedo y Lope también se vieron influidos por el petrarquismo, que extendíó su herencia hasta el s.XIX con Gustavo Adolfo Bécquer.

Frase o tema inicial de un pasatiempo literario, generalmente dialogado y cortesano, que era frecuente entre damas y galanes de los siglos XVI y XVII y consistía en glosar y ampliar dicha frase, también llamada cabeza de mote, con donaires y requiebros a los que servía