Los novecentistas. Es el grupo literario que aparece a continuación del 98. Hay ensayistas como Eugenio d´Ors, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Américo Castro, García Morente; novelistas como Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala y autores que cultivaron la novela desde una perspectiva vanguardista, como Ramón Gómez de la Serna y Benjamín Jarnés. Todos comparten una nueva sensibilidad, un vitalismo optimista y un afán de modernización y de europeísmo. Su narrativa se caracteriza por: la huida del sentimentalismo, el sentido del equilibrio, la pulcritud, la selección y el espíritu minoritario, el intelectualismo y el ideal del arte puro. Gabriel Miró (Orihuela, 1879-1930), creó una novela en la que son muy importantes las descripciones del paisaje levantino. Sus principales novelas son: Las cerezas del cementerio; Nuestro Padre San Daniel y El Obispo Leproso. Ramón Pérez de Ayala (Oviedo 1880-1954) en sus obras criticó diversas instituciones y prejuicios sociales, como en A.M.D.G., en la que se critica la educación impartida en los colegios jesuitas; Belarmino y Apolonio, dos zapateros que encarnan la meditación y la exteriorización y presentan una visión complementaria de la realidad;
Tigre Juan una crítica al donjuanismo y al sentimiento del honor basado en la idea de la fidelidad conyugal. Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1880-1963), fue el impulsor de las vanguardias en España. Inventó nuevos nombres para su producción literaria, como en el caso de sus famosas “greguerías”. Sus novelas suelen tratar temas considerados tabú en su época, como el sexo y la muerte: La viuda blanca y negra, La quinta de Palmyra y La mujer de ámbar. Benjamín Jarnés (Zaragoza, 1888-1949), escribíó novelas con elementos autobiográficos; en la que defiende la idea de la libertad y el goce de vivir. (Locura y muerte de Nadie; Paula y Paulita, etc.).
La novela desde la guerra civil. En los años 40. Los narradores que empezaban a escribir después de la guerra se vieron obligados a crear una nueva tradición novelística y para ello tuvieron que partir del Realismo anterior y de Baroja. El Vanguardismo quedó abandonado. En la posguerra se impone una actitud de compromiso con la realidad, que lleva de nuevo al Realismo como técnica narrativa y a las preocupaciones sociales en lo que se refiere al contenido. Se dan varias tendencias:
Novela “nacionalista”: refleja los valores tradicionalistas propios de los vencedores de la guerra. Novela fantástica y humorística: supone una manifestación del deseo de huir de la realidad sórdida que vivía España en aquellos momentos. (Wenceslao Fernández Flórez “El bosque animado”, 1944). Realismo tradicional:
Enlaza con la novela realista del s.XIX y refleja la vida de la burguésía y sus valores en decadencia. Juan Antonio de Zunzunegui es autor de El barco de la muerte y La quiebra; Ignacio Agustí escribíó Mariona Rebull y El viudo Rius.
Camilo José Cela el más importante. En la corriente del “tremendismo”, que él mismo creó con La familia de Pascual Duarte, pero pronto la abandonó y continuó su obra con nuevos caminos narrativos. El tremendismo consistía en mostrar los aspectos más repugnantes de la realidad social española de aquellos años. La colmena, que es una visión pesimista del Madrid de la posguerra, con un gran nº de personajes, aunque hay uno, Martín Marco, que actúa como guía del relato. El tiempo se concentra en tres días, durante los cuales Martín recorre Madrid y va entrando en contacto con los distintos personajes. También escribíó varios libros de viajes: Viaje a la Alcarria, Judíos, moros y cristianos….
Otros novelistas de este periodo: Carmen Laforet: Nada, escrita después de la guerra tuvo mucho éxito.
En los años 50. 1) tendencia social: continúa el Realismo de los años anteriores, pero se intensifica el enfoque social. La literatura pretende concienciar a los lectores. Algunas obras: La piqueta, La mina, La zanja… 2) tendencia neorrealista: su nombre se debe a la influencia del neorrealismo. También hay influencias del conductismo norteamericano y del objetivismo. Los autores tienen un cierto enfoque existencialista y además de los problemas sociales tratan los que afectan al individuo, como la soledad. Obras: El fulgor y la sangre, Los bravos…
En los años 60. Se introducen en la novela nuevas técnicas narrativas: Perspectivismo narrativo: conseguido mediante el relato de los mismo hechos por diferentes personajes o voces narrativas; Ruptura de la linealidad temporal, consecuencia de la mezcla del tiempo subjetivo y objetivo, la alternancia de historias y sobre todo la aplicación del “flash back”; Monólogo interior, que consiste en narrar en 1ª persona, desde el interior de un personaje. Se publican tres novelas: Tiempo de silencio, Señas de identidad y Cinco horas con Mario. Todas ellas incorporan esta técnica. Y además el tema sigue siendo la realidad social en España.
En los años 70. Se da la corriente conocida como experimentalismo: Torrente Ballester, con la saga/fuga; Juan Benet, con Volverás a Regíón… La novela policíaca mezcla la intriga y la investigación de un crimen con la reconstrucción de hechos históricos y la denuncia social: La verdad sobre el caso Savolla de Eduardo Mendoza. Al mismo genero pertenece la mayoría de las novelas de Manuel Vázquez Montalbán. Entre los últimos narradores se encuentran: Antonio Muñoz Molina, Julio Llamazares, Almudena Grandes…
Tigre Juan una crítica al donjuanismo y al sentimiento del honor basado en la idea de la fidelidad conyugal. Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1880-1963), fue el impulsor de las vanguardias en España. Inventó nuevos nombres para su producción literaria, como en el caso de sus famosas “greguerías”. Sus novelas suelen tratar temas considerados tabú en su época, como el sexo y la muerte: La viuda blanca y negra, La quinta de Palmyra y La mujer de ámbar. Benjamín Jarnés (Zaragoza, 1888-1949), escribíó novelas con elementos autobiográficos; en la que defiende la idea de la libertad y el goce de vivir. (Locura y muerte de Nadie; Paula y Paulita, etc.).
La novela desde la guerra civil. En los años 40. Los narradores que empezaban a escribir después de la guerra se vieron obligados a crear una nueva tradición novelística y para ello tuvieron que partir del Realismo anterior y de Baroja. El Vanguardismo quedó abandonado. En la posguerra se impone una actitud de compromiso con la realidad, que lleva de nuevo al Realismo como técnica narrativa y a las preocupaciones sociales en lo que se refiere al contenido. Se dan varias tendencias:
Novela “nacionalista”: refleja los valores tradicionalistas propios de los vencedores de la guerra. Novela fantástica y humorística: supone una manifestación del deseo de huir de la realidad sórdida que vivía España en aquellos momentos. (Wenceslao Fernández Flórez “El bosque animado”, 1944). Realismo tradicional:
Enlaza con la novela realista del s.XIX y refleja la vida de la burguésía y sus valores en decadencia. Juan Antonio de Zunzunegui es autor de El barco de la muerte y La quiebra; Ignacio Agustí escribíó Mariona Rebull y El viudo Rius.
Camilo José Cela el más importante. En la corriente del “tremendismo”, que él mismo creó con La familia de Pascual Duarte, pero pronto la abandonó y continuó su obra con nuevos caminos narrativos. El tremendismo consistía en mostrar los aspectos más repugnantes de la realidad social española de aquellos años. La colmena, que es una visión pesimista del Madrid de la posguerra, con un gran nº de personajes, aunque hay uno, Martín Marco, que actúa como guía del relato. El tiempo se concentra en tres días, durante los cuales Martín recorre Madrid y va entrando en contacto con los distintos personajes. También escribíó varios libros de viajes: Viaje a la Alcarria, Judíos, moros y cristianos….
Otros novelistas de este periodo: Carmen Laforet: Nada, escrita después de la guerra tuvo mucho éxito.
En los años 50. 1) tendencia social: continúa el Realismo de los años anteriores, pero se intensifica el enfoque social. La literatura pretende concienciar a los lectores. Algunas obras: La piqueta, La mina, La zanja… 2) tendencia neorrealista: su nombre se debe a la influencia del neorrealismo. También hay influencias del conductismo norteamericano y del objetivismo. Los autores tienen un cierto enfoque existencialista y además de los problemas sociales tratan los que afectan al individuo, como la soledad. Obras: El fulgor y la sangre, Los bravos…
En los años 60. Se introducen en la novela nuevas técnicas narrativas: Perspectivismo narrativo: conseguido mediante el relato de los mismo hechos por diferentes personajes o voces narrativas; Ruptura de la linealidad temporal, consecuencia de la mezcla del tiempo subjetivo y objetivo, la alternancia de historias y sobre todo la aplicación del “flash back”; Monólogo interior, que consiste en narrar en 1ª persona, desde el interior de un personaje. Se publican tres novelas: Tiempo de silencio, Señas de identidad y Cinco horas con Mario. Todas ellas incorporan esta técnica. Y además el tema sigue siendo la realidad social en España.
En los años 70. Se da la corriente conocida como experimentalismo: Torrente Ballester, con la saga/fuga; Juan Benet, con Volverás a Regíón… La novela policíaca mezcla la intriga y la investigación de un crimen con la reconstrucción de hechos históricos y la denuncia social: La verdad sobre el caso Savolla de Eduardo Mendoza. Al mismo genero pertenece la mayoría de las novelas de Manuel Vázquez Montalbán. Entre los últimos narradores se encuentran: Antonio Muñoz Molina, Julio Llamazares, Almudena Grandes…